Javier, Padre de Pablo 2º Infantil.
Agradezco al centro esta oportunidad para conocer sobre
el terreno cómo aprenden, juegan y se relacionan nuestros hijos cada mañana.
A eso de las 9:15 llego en mitad del Buenos Días: una rutina
para comenzar la mañana al estilo de las grandes empresas, donde todos los
niños y profesoras de infantil se juntan para tratar algún tema del día y
acabar cantando y bailando cada uno a su estilo.
El Buenos Días
finaliza al grito de “¡Gateo!”; de repente, todos se tiran al suelo y
comienzan a gatear sin itinerario definido hasta acabar cada uno en su aula.
Muy divertido.
Aquí se acaba la primera “desbandada organizada” de la
mañana. En el aula, de vuelta a la calma, cada uno en su sitio colabora en la
puesta al día del aula: se pasa lista, se elige al encargado, se actualiza la
fecha, etc.
Poco después comienza la clase de matemáticas: todo nuevo
para mí, otra desbandada para prepararse a recibir la lección: unos se llevan
su silla, otros se sientan en el suelo. Nunca vi una lección de matemáticas tan
participativa; tampoco había estado haciendo ejercicios de matemáticas con
tanto ruido ambiente provocado por los dados y gritos con los nombres de los
números. No hubiera creído que yo, todo un ingeniero, no pudiera hacer
nada por evitar que Nora C. me superase
en el ejercicio de matemáticas (la de veces que me lo recordó a lo largo de la
mañana).
También me dio envidia (de la sana), comprobar que se
puede aprender a hablar inglés a “grito pelao”, cantando y bailando sin el
temor que hemos sufrido los de mi generación a no pronunciar correctamente.
Para finalizar la mañana, y por si sobraban energías,
gimnasia. Muy divertida, y aprovechando para repasar algunos de los conceptos
del proyecto de Los Animales.
¡Qué buen grupo! Me lo pasé muy bien con vosotros,
chicos.
Muchas gracias Gloria.