EL REGAZO DE LOS
HUÉRFANOS
Hace unos días me encontré en Facebook con esta
sobrecogedora fotografía. Una niña de un orfanato iraní había pintado un dibujo
de su mamá, se había descalzado y se había acurrucado en su regazo hasta quedar
dormida. Lloré. Pedí a mi compañera Paloma que investigara sobre la
autenticidad de la foto, quizá esperando para mi alivio que no fuera real. Y no
lo era. En realidad es una composición de un joven fotógrafo iraní, Bahareh
Bisheh, quien por cierto ha escrito una carta contra el mal uso de su
fotografía que se ha hecho tanto en las redes sociales como en los medios de
comunicación.
“Nada es lo que parece”, “No te fíes de las redes
sociales”, “Cura la información que recibes”… podrían haber sido los
títulos de este post… a punto han estado de serlo. Pero algo seguía quemándome
por dentro. Cierto que esta fotografía es una composición, pero no es menos
cierto que no estando su valor en su autenticidad sí lo está en su capacidad de
contarnos un drama que tiene poco de falso y que asola la integridad de miles
de niños en todo el mundo. La falta de amor, por no hablar de la falta de lo
básico, provoca marcas irreversibles en sus corazones. Mi hijo, cuya
afectividad está afortunadamente a flor de piel, me preguntó hace unos días, mientras
me acariciaba y se dejaba vencer por el sueño sobre mi regazo, por qué los
niños que no tienen cariño no crecen bien. Igual que tu cuerpo necesita comer
para crecer y estar fuerte, tu corazón necesita amor para crecer y estar
fuerte, le dije como pude.
Ningún niño debería crecer sin un regazo en el
que cobijarse. Un regazo de tiza pintado en el suelo nos debe recordar el drama
de esos niños que necesitan el calor de un abrazo y no tienen quién se lo dé.
@victoriamsegura