¿Cuántas veces nos hemos preguntado que hacen
nuestros hijos cuando están en el colegio? Hablamos con los profesores, nos cuentan cómo van, como actúan, como se comportan y cuáles son sus puntos fuertes y sus puntos débiles pero no es comparable a la experiencia inolvidable que he tenido la fortuna de vivir en la clase
de 4 años de nuestro Colegio Episcopal junto a mi hija Cayetana.
He podido
compartir con ella los juegos que
habitualmente disfruta junto a sus amigos, he podido sentarme a comprobar cómo funciona su clase, como aprende e interioriza conceptos, como
va formándose como persona gracias al excelente y profesional trabajo del
cuerpo docente. Y ha sido maravilloso, porque he sentido que formaba parte de
ese círculo que de manera
inexplicable pero real surge en torno a nuestros hijos donde están sus amigos y aquellas personas que en sus entornos diarios fuera
de casa le generan más confianza y he podido reforzar los lazos de amor que me unen con
Cayetana.
Quiero aprovechar
estas líneas para felicitar a Esperanza por su grandísima labor al frente de los pequeños,
su infinita paciencia, la ternura con la que los trata y la profesionalidad que
imprime en su quehacer diario para contribuir con ella a la formación de nuestros hijos. Es un gran trabajo digno de ser mencionado.
Termino dando las
gracias a toda la comunidad educativa por darme esta grandísima oportunidad, la de vivir esta gran experiencia que ha sido
sin lugar a dudas tremendamente
enriquecedora.
Fátima Torija, mamá de Cayetana Núñez
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